Mi nombre es Isabel. Me quedé embarazada con 17 años y me obligaron a casarme porque era una deshonra. Ahí empezó mi cruz.
El seguía viviendo como siempre, salir y vivir su vida sin pensar que su hija tenía que comer. Así me fue llevando a su terreno y yo no era nadie. No me valoraba para nada, ni hacía nada bien, pero yo callaba y aguantaba.
Si me retrasaba en llegar a casa o si tomaba una decisión si saliamos con los amigos, yo no podía hablar porque tenía bronca. Siempre era lo que él quería hasta que empecé a trabajar y ganaba más que él, y no lo veía bien. Se buscó una amante y a mi me fue hundiendo hasta llegar a la depresión. Incluso me ofreció a un encargado para tener relaciones con él. Una humillación, pero yo tenía que aguantar que él se fuera con ella a vivir con ella y cuando discutía volvía a casa hasta que tuve fuerzas y dije hasta aquí. Pero cuando pasó un tiempo volvió arrepentido y lo creí, pero era todo mentira y decidí separarme y divorciarme en octubre de 2012. Casi 25 años de mi matrimonio, pero el sigue contra mí y eso que se casó con ella, pero no puede ver que yo tenga pareja.
Después me vino la enfermedad de cáncer de pecho. Todo lo tuve que pasar sola, porque mis hijas no quieren saber nada de mí y mi familia no supo entender la enfermedad.
Luego empecé una relación con otra persona que me tenía engañada hasta que me di cuenta que era alcohólico, muy agresivo y celoso.
Cuando le dije que se terminaba todo, que no aguantaba más, me cogió por el cuello y casi me tenía ahogada. No sé de dónde saqué fuerzas para quitármelo de encima, porque ya no tenía casi aire.
Me fui fuera unos días, pero me encontró. Iba a por mi y me llevaron a una casa de acogida para víctimas de violencia, pero lo mas duro, es que estoy en el mismo pueblo que él y se que me está observando y controlando y se que me tiene guardada su venganza.
Por circunstancias yo no he tenido cariño ni por familia, ni por nadie, sólo por una persona, mi abuela, que por desgracia ya no está. Y aquí estoy sola en casa. Es muy triste porque tienes miedo de salir sola por si me lo encuentro.
Vaya vida que llevo a mis espaldas.
46 años.