Iba caminando sola por la calle, volviendo a casa ya de noche, cuando un chico que parecía hacer footing paró a mi lado y empezó a decirme cosas obscenas. Yo comencé a caminar más rápido y pedirle que me dejase en paz, pero su insistencia llegó al punto de acorralarme para comenzar a toquetearme. Entre gritos y patadas logré zafarme de él.
Al ir a denunciar nada más suceder aquello, la policía me dijo que volviese al día siguiente que estaría «más tranquila» y me lo pensara.
21 años.